Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar su experiencia de navegación y realizar tareas de análisis.
Al continuar con su navegación entendemos que da su consentimiento a nuestra política de cookies.

Aceptar
Volver

Recuperar la ilusión desde la pizarra

26 sep 2020
Recuperar la ilusión desde la pizarra

Recuperar la ilusión desde la pizarra. Javier García. Descarga revista en PDF: Enlace



Rubén Baraja ha llegado al Real Zaragoza en un momento bastante peliagudo. El fulminante hundimiento de un proyecto que en marzo navegaba directo hacia la Primera División rompió la estructura del navío. Quemó mentalmente a su capitán, precipitó la salida de sus marineros de mayor prestigio y obligó a una reestructuración para la que el equipo no tiene presupuesto ni tiempo.

Esos tres son los factores que pesan sobre la mochila del técnico vallisoletano. La falta de semanas de preparación, de recursos económicos y el golpe emocional al que se enfrentó este grupo hace poco más de un mes. No obstante, como dice el refranero español, cuanto más complicado se te presente un reto mayor será la gloria. A esa idea se aferra un Rubén Baraja que tras tres amistosos disputados apenas ha conseguido plantar los primeros cimientos del nuevo Real Zaragoza.

Porque este es el primer punto básico a comentar. Este equipo, a pesar de mantener cierta columna vertebral en la portería, defensa y centro del campo, presenta una realidad completamente distinta a la de la temporada pasada. Por ello Baraja no ha querido perder ni un solo minuto en darle continuidad a las anteriores tácticas y ha querido revolucionar al equipo con una novedosa secuencia de sistemas según el equipo ataque o defienda. Sin balón el equipo se ordena en un reconocido y tradicional 4-4-2. Juntar líneas y facilitar el orden de cada pieza con el tejido más cotidiano del fútbol.

Sin embargo, cuando el Real Zaragoza empieza desde atrás sus ataques surge una novedad poco vista en el fútbol español, aunque más en común en la escuela de entrenadores alemanes que recientemente han brillado en la Champions o en las primeras noches de Andrea Pirlo como entrenador. El equipo forma con tres centrales para sacar el balón. A la pareja habitual se le suma un mediocentro que baja un escalón de forma constante y programada para ejercer superioridad desde la salida. Eguaras y Zapater han sido los futbolistas que en las pruebas amistosas más han ejercido esa labor, cayendo al puesto de central izquierdo. Por delante el equipo abre a sus laterales, deja solo al otro mediocentro y añade múltiples escalones entre líneas

Se debe señalar que la escuadra blanquilla no se ha terminado de adaptar del todo bien a unas instrucciones muy originales en la plantilla. Ninguno de los centrocampistas parece demasiado cómodo en un rol que el año pasado ofrecía el ex zaragocista Álex Muñoz en el Tenerife. Allí Baraja retocaba el sistema desde su lateral izquierdo, pero en la Romareda parece decidido a que ese rol sea afrontado por uno de sus mediocentros.

A pesar de las buenas intenciones el Real Zaragoza no ha conseguido carburar ofensivamente. Sin apenas ritmo, continuidad ni claridad en sus ataques. La muestra es todavía pequeña y dañada por las prisas de un calendario sin descanso que mezcla el desgaste del reciente play-off con muchas caras nuevas en el último tramo del campo. Por ahora hay pocas cartas marcadas en la baraja de un técnico cuyo primer once en partido oficial el próximo sábado será una incógnita hasta su anuncio.

De momento se intuye el sistema y algunas piezas ya amoldadas. Baraja parece que confiará en Alberto Guitian como líder defensivo al menos hasta que aparezca Jair. Su siempre ordenada salida de balón es además un atributo muy señalado en las ideas del técnico. Un centro del campo al que el foco publico tilda de desgastado sin Raúl Guti y que puede adolecer de unas piernas frescas que el entrenador está buscando en el joven Jannick Buyla, el único jugador que ha sido titular los tres amistosos.

Arriba la pareja de atacantes parece clara, al menos hasta que entre en escena el Toro Fernández. Vuckic, como referencia entre líneas, ejerciendo de apoyo vertical y situando de cara al equipo y Narváez poniéndole picante a un equipo que necesitará de su chispa y de su mejor promedio goleador para que la portería rival no se le haga tan lejana.

Los costados son la gran incógnita que de momento no revela Rubén Baraja. Muchos futbolistas han pasado en estos tres partidos sin llamar con contundencia a la puerta. Aunque para posibilidades las que existen en el lateral izquierdo, con hasta cuatro posibles variantes. Carlos Nieto, la más continuista, Pep Chavarría la más interesante por su mayor profundidad y sobre todo mejor pie para el centro, Lasure (aunque parece que será centrocampista) y un Clemente que podría desde esa posición jugar como tercer central en salida.

Desde la pizarra Baraja quiere tomar la iniciativa, una labor que parece que este año será completamente primordial si el conjunto aragonés quiere estar en las cotas altas de la Liga Smartbank. Una temporada más, tan precipitada que no ha dado espacio a renovar ilusiones. Sin embargo, si por algo se caracteriza esta categoría es por la imprevisibilidad e igualdad de los clubes que la representan. Zaragoza tendrá otra oportunidad más.